Cinco claves que explican el rally bursátil de Alphabet y su resurgir en la carrera de la inteligencia artificial
Las acciones de Alphabet, matriz de Google, viven uno de los mejores momentos de su historia reciente. En lo que va de año, el valor bursátil de la compañía se ha revalorizado cerca de un 70%, ha superado puntualmente a Microsoft en capitalización y se encamina hacia el exclusivo club de los cuatro billones de dólares. Detrás de este rally no hay una sola razón, sino una combinación de avances tecnológicos, alivio regulatorio y señales de confianza por parte de inversores de primer nivel.
Tras el golpe reputacional que supuso la irrupción de ChatGPT a finales de 2022, cuando Google parecía ir a remolque en la carrera de la inteligencia artificial, la compañía dirigida por Sundar Pichai ha logrado un giro estratégico que el mercado está premiando con entusiasmo.
1. Gemini 3 devuelve a Google al liderazgo en IA
El principal catalizador ha sido el lanzamiento de Gemini 3, el nuevo modelo de inteligencia artificial de Google DeepMind. Presentado al público en noviembre, ha recibido críticas muy positivas y supera tanto a versiones anteriores como a modelos rivales en múltiples pruebas de rendimiento, especialmente en programación, análisis y diseño.
El impacto en bolsa ha sido inmediato: desde su presentación, las acciones de Alphabet han subido más de un 12%. Más allá de los benchmarks, Gemini 3 ha disipado uno de los mayores temores de los inversores: que Google hubiera quedado rezagada de forma estructural frente a OpenAI y Microsoft. El éxito del modelo demuestra que la compañía sigue siendo capaz de escalar sus sistemas de IA y llevarlos al mercado con rapidez.
2. Ventaja estratégica en chips propios
Otro factor clave es el papel de los chips desarrollados internamente por Google. Desde hace más de una década, la compañía diseña sus propias unidades de procesamiento (Tensor Processing Units o TPU, por sus siglas en inglés), que ahora utiliza para entrenar modelos como Gemini. Esta integración vertical reduce costes, mejora el rendimiento y refuerza su independencia frente a proveedores externos.
Además, Google está impulsando la comercialización de estas TPU a través de su negocio de cloud computing. El interés de grandes clientes —incluida Meta, con la que mantiene conversaciones para un acuerdo multimillonario— ha alimentado la percepción de que Google podría convertirse en un competidor serio para Nvidia a medio plazo, algo que el mercado considera estratégicamente muy relevante.
3. Alivio regulatorio en el frente antimonopolio
El riesgo regulatorio era otro de los grandes lastres sobre la cotización. En septiembre, un juez federal dictó sentencia en el histórico caso antimonopolio contra el negocio de búsqueda de Google. Aunque el tribunal reconoció prácticas monopolísticas, las sanciones fueron mucho más suaves de lo temido.
Google podrá seguir pagando a socios como Apple para ser el buscador predeterminado, aunque sin exclusividad, y solo tendrá que compartir parte de sus datos con competidores. Lo más importante para los inversores es lo que no ocurrió: no hubo desmembramiento del negocio ni venta forzada de Chrome, una pieza clave de su maquinaria publicitaria.
4. El respaldo de Warren Buffett
La confianza del mercado se vio reforzada cuando se supo que Berkshire Hathaway, el holding de Warren Buffett, había tomado una participación de 4.300 millones de dólares en Alphabet. El movimiento es significativo porque Buffett ha sido tradicionalmente reticente a invertir en grandes tecnológicas —con la excepción de Apple— y en compañías de alto crecimiento con múltiplos elevados.
Que el inversor más reputado del mundo apueste ahora por Google, especialmente en un momento de transición en Berkshire, ha sido interpretado como una potente señal de confianza en la solidez y el futuro del negocio.
5. La búsqueda resiste la disrupción de la IA
Por último, y quizá más importante, el negocio principal de Google sigue mostrando fortaleza. Pese al temor de que la inteligencia artificial canibalizara la búsqueda tradicional, los ingresos por publicidad en buscadores crecieron un 15% interanual en el tercer trimestre.
Según la propia compañía, la IA generativa está provocando que los usuarios busquen más, no menos. Google ya está probando anuncios en su “modo IA”, una versión conversacional del buscador que apunta a convertirse en el estándar a largo plazo. De momento, lejos de erosionar su caja, la transición parece estar reforzando su posición dominante.
Un equilibrio que ahora sí funciona
Alphabet siempre tuvo las piezas —datos, talento, infraestructura y plataformas— para competir en inteligencia artificial. Lo que ha cambiado es que ahora todo parece funcionar de forma coordinada. En un sector donde ninguna ventaja es permanente, Google nunca había parecido tan bien posicionada como hoy. Y el mercado, por ahora, le da la razón.
