Cerraduras «sin llave»

Las llaves son una de esas cosas que apenas han envolucionado desde el siglo XVIII. Seguimos abriendo las puertas de nuestras casas con unos pedazos de hierro más o menos similares a los que utilizaban nuestros abuelos. Y eso que ya hay tecnologías que nos facilitarían mucho la vida pero que por una u otra razón no terminan de imponerse. Veamos.


Sin ir más lejos, cuando vamos a un hotel solemos usar tarjetas, muchas de ellas fabricadas por dos empresas vascas, Tesa y Salto. ¿Por qué esta tecnología no se lleva hasta el hogar? Los usos sociales tienen algo que ver, pero también la inversión que supone implementar un sistema de este tipo.

Algo parecido ocurre aparentemente con los dispositivos de apertura con wi-fi o bluetooth. Tienen un coste importante, que siempre supera los 100 euros, no son compatibles con cualquier puerta y su dependencia del fluido eléctrico no deja de ser un inconveniente que echa a muchos usuarios atrás.

Pero las ventajas son indiscutibles:
– Las llaves nunca se pierden ni molestan en el bolsillo, ya que es posible sustituirlas por códigos secretos, apps de móvil o incluso sensores biométricos.
– En el caso de usar un móvil con bluetooth, la puerta se puede llegar a abrir y cerrar automáticamente cuando se detecta la presencia del inquilino, sin siquiera tener que sacar el smartphone del bolsillo.
– No es necesario cambiar nunca la cerradura: basta con eliminar un código de acceso.
– Es posible dejar las llaves a un invitado sin entregárselas físicamente.
– Al estar conectadas, las cerraduras pueden interactuar con otros aparatos domóticos del hogar, lo que abre un sinfín de posibilidades.
– Al estar conectadas, las cerraduras nos pueden comunicar cuándo alguien entra o sale en la vivienda.

He examinado diferentes sistemas de cerradura inteligente («smart lock») disponibles en el mercado (generalmente, en EE.UU., por lo que no siempre son compatibles con las cerraduras europeas):

Kwikset KevoSmart. Aparentemente, se adapta bien a todas las puertas pero tiene el inconveniente de que es difícil de manejar sin el imprevisible bluetooth. Se vende en Amazon por unos 150 dólares.

August. Es claramente americano y no parece claro que se pueda instalar en puertas europeas.

Tesa ENTR. Por su origen vasco, se adapta claramente a las puertas europeas. Se conecta por wi-fi y utiliza pilas. Cuesta unos 300 euros.

RemoteLock (LockState). Es uno de los productos que promociona Airbnb. Supone cambiar la cerradura de la puerta. A partir de 300 dólares.

OpenDoors (ahora Somfy). Esta startup vasco-francesa parece estar más enfocada en el cliente corporativo que en el particular y desde su integración en Somfy me han dejado de gustar.

Ikilock. Este producto francés sería ideal porque está diseñado expresamente para puertas europeas y además se coloca disimuladamente en cualquier cerradura, pero todavía no está disponible. Si realmente lo ponen en el mercado, será compatible con un sistema para abrir la puerta del portal. Es caro.

Lockitron. Muy barato (a partir de 99 dólares) pero solo apto para cerraduras americanas.

Shclage Smart Sense Deadbolt. Funciona con blouetooth o llave tradicional, pero solo es compatible con iPhone. Su precio es de 229 dólares.

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