¿Coche eléctrico? El futuro de la industria vasca está en el autobús eléctrico

Me ha gustado mucho la entrevista de Deia con José Ignacio Sáez, director de Cegasa Portable Energy. Especialmente cuando hace referencia al posicionamiento industrial que debe adoptar Euskadi en torno a la oleada de la «movilidad eléctrica» que nos viene: «No vamos a competir en Euskadi con Tesla a nivel de automóviles de turismo, pero en vehículos ligeros municipales o en autobuses hay una industria vasca capacitada (…) Hay una ruptura en el mercado y como toda ruptura abre nuevas oportunidades». No puedo estar más de acuerdo con él, pero me pregunto si las está aprovechando Irizar.


Es cierto que el fabricante guipuzcoano de autobuses está dando pasos en torno a la movilidad eléctrica e incluso acaba de crear una filial dedicada íntegramente a este campo, pero me temo que le están adelantando por la tangente. Ahí está la startup californiana Proterra, que ha recabado inversiones de casi 300 millones de dólares y ya lleva vendidos unos 400 vehículos de este tipo.

Irizar, por el contrario, apenas ha colocado 30 autobuses, de forma experimental, en algunas grandes ciudades españolas (incluidas Bilbao y Donostia), Londres y París. Lo más esperanzador es que acaba de firmar un acuerdo con la Aglomeración del País Vasco-francés para suministrar 18 vehículos eléctricos de transporte público a lo largo de los próximos dos años. Para este y otros contratos, tiene que montar una planta de fabricación en serie, que ya se está construyendo en Aduna.

La oportunidad es gigantesca. Sin ir más lejos, la sociedad que gestiona el transporte público de París, RATP, acaba de anunciar su intención de sustituir su flota de 4.600 autobuses por otros eléctricos a lo largo de los próximos años. Entre los que está probando figura uno de Irizar, que compite con todas estas firmas: Bluebus (Bolloré), Solaris, Dietrich-Yutong, BYD y Heuliez Bus (Iveco).

Juega a su favor el hecho de que la cooperativa vasca que dirige José Manuel Orcasitas está empezando a amortizar sus plantas de autobuses convencionales e incluso ha cerrado las de India y China. Hay que tener en cuenta que, en los países en que es líder, salvo en México, donde mantiene una cuota del 45%, los vehículos con ruedas están siendo sustituidos por el ferrocarril. Esta relativa crisis ha hecho que Irizar se fije atentamente en los vehículos eléctricos desde hace tiempo.

Otro aspecto favorable es que la firma vasca cuenta con tecnología propia en este campo que va mucho más allá de las carrocerías, su know-how más antiguo. Así, es propietario de Hispacold (climatización), Masats, Alconza (motores), Datik (inteligencia artificial) o Jema (inversores), que ya generan el 20% de la facturación de la compañía y tienen clientes muy diversos.

Además, Irizar E-Mobility se va a dedicar no solo a fabricar autobuses sino que también producirá infraestructuras de carga e incluso vehículos de limpieza urbana, la otra oportunidad que apuntaba el director de Cegasa. Hay que tener en cuenta que en los contratos de autobuses eléctricos no solo se solicita el suministro del autocar sino también el mantenimiento completo durante años, 15 en el caso de Iparralde.

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