Así se gestó Implika, la startup vasca vendida por 60 millones

La pasada semana el fondo norteamericano KKR anunciaba la adquisición de la startup vasca Implika, dedicada a la formación, por una cantidad que algunas fuentes calculan en torno a los 60 millones. La historia de la gestación y crecimiento de este pelotazo mezcla el don de la oportunidad con una enorme agresividad en la captación de los alumnos y prácticas profesionales que faltan a toda ética y que dejan en mal lugar al mundo del emprendimiento.

Implika nace en 2009 en un aula de Bilbao de la mano de Omar Rodríguez, un joven de 25 años que hasta entonces trabajaba como administrativo. Según el registro mercantil, un año después se le une Zigor Maritxalar, un licenciado en empresariales de Sarriko que anteriormente había trabajado como comercial de banca en su Donostia natal.

¿De dónde salió el proyecto? Ninguno de los dos lo ha querido aclarar ni a Gananzia ni a ningún otro medio. Maritxalar, que está emparentado lejanamente con Jaime de Marichalar, había sido anteriormente director de proyectos de A2 Formación, una firma de preparación de oposiciones de la que no hay referencia alguna a día de hoy.

Las actividades de Implika transcurrieron sin pena ni gloria hasta que en 2012 intervienen dos personas que resultan claves en el posterior crecimiento del negocio. Se trata de la donostiarra Estibalitz González Aranguren y de la bilbaína María Asunción Senin, que no han querido responder a las cuestiones de Gananzia e incluso han borrado todo su rastro de Linkedin.

Las dos habían trabajado anteriormente como preparadoras de oposiciones para Edutek, una firma bilbaína que quebró dos años después de que naciera Implika y que se dedicaba a la misma actividad. Su cierre en 2012 fue muy polémico porque dejó sin cursos a muchos alumnos que habían adelantado su coste.

En principio no hay relación societaria alguna entre Implika y Edutek, pero en la práctica la nueva academia heredó los alumnos de la quebrada de una manera un tanto controvertida. Patricia Gaztañaga, en un programa de EITB, desveló cómo se había producido el traspaso de los estudiantes con confusión de número de teléfono incluido.

Sea como fuere, un suceso que normalmente debería haber herido de muerte a todo el sector, que se aprovechaba de la escasa regulación y se estaba ganando una penosa fama, expoleó la actividad de Implika. González Aranguren se convirtió en el brazo derecho de los dos fundadores y empezó a utilizar el marketing online para atraer alumnos no tanto para opositar, un negocio que estaba de capa caída por los recortes que estaban aplicando entonces las diversas administraciones, como para recibir formación de todo tipo.

Hay que tener en cuenta que este tipo de academias se nutren de personas con pocos estudios que aspiran a recibir un título como vía para acceder a un mundo mejor que asocian a una profesión con buena imagen y remuneración. Gananzia ha hablado con una decena de ellos y se trata generalmente de personas que están dispuestas a hacer pequeñas inversiones para salir de trabajos en negro o con escasas expectativas.

Precisamente la financiación es una de las claves del éxito de este modelo de negocio formativo que tanto ha prosperado en España. Bancos y cajas de ahorros otorgan préstamos a los alumnos para que puedan hacer frente a cursos que cuestan entre los 2.000 y los 6.000 euros y forman una parte fundamental de todo el proceso de venta, como ya salió a relucir a principios de siglo a raíz de la quiebra de Opening.

La otra clave es la comercial, que incluye tanto el marketing online como las ventas agresivas. Mientras la quebrada Edutek se gastaba gran parte de su presupuesto en anuncios en El Correo y otros periódicos locales, Implika ha acertado con la publicidad digital y algo de radio. Al dirigirse a un público muy conectado, los anuncios en google y redes sociales han resultado muy efectivos a la hora de atraer interesados.

Una vez picado el anzuelo, el siguiente paso era cerrar el contrato, sea por teléfono o en persona. Y a tenor de lo indicado por los diversos alumnos contactados, los comerciales utilizan técnicas muy agresivas. Desde insistir en que quedan muy pocas plazas para que el interesado no se lo piense hasta utilizar palabras atractivas que no se corresponden al 100% con la realidad como «máster», «certificado» o «título oficial».

Sin olvidar tampoco que se fuerza al alumno a pagar por adelantado el curso completo, previo crédito, para que si luego se echa atrás ya no pueda recuperar su dinero. Esta última circunstancia es muy habitual y figura en gran parte de las quejas que figuran en los grupos de whatsapp de «afectados», en la web de la OCU, en grupos de Facebook, en foros de consumo o en blogs diversos.

Y es que al comenzar el curso muchos alumnos se han encontrado con sorpresas desagradables de diversa índole. La más mencionada es que todos los estudiantes comparten un mismo aula con ordenadores atendida por un tutor que no domina todas las materias. En ocasiones los libros o han llegado tarde o estaban desactualizados.

«Las formas que se emplean por estos centros atienden a estructuras perfectamente pensadas para captar a personas incautas, sin conocimientos en un tema en concreto y principalmente confiadas», explica el ex alumno Manu Duque, que ha llegado a crear una web sobre la presunta estafa que Implika cometió con un curso de community manager. Asegura que la compañía le llegó a ofrecer 200 euros para que borrara la página y se callara.

El escuchó un anuncio en la radio y después fue convencido por una comercial que, a su juicio, le engañó. Hay otras técnicas de captación que ha utilizado Implika que rozan lo ilegal, como la que denunció Sandra Arteaga, que vio una oferta de trabajo que en realidad era un curso encubierto. «Un trabajo-timo», denunció esta periodista andaluza que no llegó a caer en la trampa.

Sí que cayó la valenciana María Fuertes, que pagó 5.800 euros por una formación de Grado Superior en Administrador de Servicios Internet con la que se las prometía muy felices. Sin embargo, se encontró con un aula sin ordenadores en la que debía aprender de forma auto-didacta sin profesores.

«Me quejé porque yo había pagado un curso presencial, que es lo que me comentaron cuando me matriculé. Me contestó el jefe de estudios que eso no era posible», explica. Fuertes abrió posteriormente un blog titulado «Implika Estafa Valencia» que después borró tras ser denunciada por injurias y calumnias, una táctica que la empresa ha utilizado en otras ocasiones para eliminar contenido molesto, tuits incluidos.

Sobre estos dos casos Implika alega que «como en todas las empresas» es imposible satisfacer las expectativas de todos los clientes. «Elevar una expectativa no cumplida al término estafa nos parece un agravio, ya que nos imputa un delito que en ningún caso hemos cometido. Con todo, comprendemos que es humano utilizar este término de manera coloquial y puntual como forma de desahogo», explica la directora académica, Carmen Fuentes, a petición de Gananzia.

Lo cierto es que hay más casos, casi todos de la etapa anterior a que el fondo Suma Capital se hiciera con el 50% de la empresa por unos 10 millones de euros. Casi la mitad de este importe se destinó a pagar a uno de los socios, Omar Rodríguez, para que se desvinculara de Implika. Se sabe que con parte del dinero obtenido ha montado un gimnasio y una agencia de representación de futbolistas. La otra parte se dirigió a financiar una expansión de la compañía en otras ciudades.

Actualmente Implika está presente en 20 capitales españolas y factura unos 22 millones de euros anuales con 200 cursos distintos. Una parte importante de ellos se enmarcan dentro de lo que la propia compañía denomina «FP», que incluye ciclos de informática, sanidad, deporte, educación, videojuegos, marketing e incluso administración y gestión.

Atraído por su crecimiento, en octubre de 2021 el grupo Planeta entró en su capital y en 2022 KKR la ha absorbido con el fin de integrarla con otras dos participadas, MasterD y Medac para crear un gigante de la formación con sede en España. Hasta que este proceso concluya, Zigor Maritxalar seguirá al frente de la gestión de Implika.

Pero no todo le ha ido bien a este emprendedor, que hace unos años se abrió un blog dentro de su objetivo de mejorar el SEO del grupo. Su expansión hacia el mundo de los MBAs y la formación a empresas concluyó en 2020 con la quiebra de la sociedad creada para estos menesteres, BBTS Formación Empresas.

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