Así quebró un fondo dos colegios vascos en apenas 4 años
|En 2019 el fondo Atlas Holdings, cuyo principal accionista es el mexicano Mariano Martínez, adquiría un colegio donostiarra, Karmelo, y tres años después se hacía con uno bilbaíno, San Pedro Apóstol. Rebautizados como Scientia Karmelo y Scientia San Pedro, hoy ambos o han cerrado o estan en vías de hacerlo. ¿Qué ha ocurrido? Lo hemos investigado a fondo.
La gestión es manifiestamente mejorable. Sobre todo, porque prácticamente no ha existido. En Bilbao, una vez comprado el negocio, el director general de Atlas Holdings, brazo derecho de Martínez desde hace años, Francisco José Guerrero Cruces, visitó el colegio y habló con los profesores. Y no se le volvió a ver por allí.
Su inexplicable política ha consistido básicamente en dejar que todo siga igual, sin poner a nadie al mando, como si la inercia fuera el mejor gerente. Por no hacer, ni siquiera han presentado cuentas en el registro mercantil, lo cual no solo es negligente sino también ilegal. Y como no podía ser de otra manera, pronto llegarían los impagos, aunque de esto Atlas Holdings sabe un rato.
Antes de introducirse en el mundo de la educación, el fondo, que tiene su sede teórica en Alcobendas, se había hecho con los centros de estética Hedonai. Los dejó en quiebra, con un sinfín de agujeros, hasta que otro fondo un pelín más serio, Sherpa Capital, se hizo cargo del marrón.
Al evidente déficit gestor de Atlas Holdings hay que sumarle las dificultades que implica el sector educativo. La práctica totalidad de los colegios privados que operan en Euskadi pertenecen o a cooperativas de padres o a congregaciones religiosas y evidentemente la rentabilidad no es su razón de ser.
Las únicas excepciones son los centros internacionales, que generalmente tienen el respaldo financiero de sus respectivos países. El resto están concertados y reciben el apoyo financiero del Gobierno Vasco, lo que permite reducir los costes para los padres pero en ningún caso ganar dinero.
En el centro y sur de España hay algunos colegios enclavados en barrios de clases altas que sí son rentables, pero no son precisamente esos los que ha adquirido Scientia Schools. Tiene dos en ciudades del cinturón obrero de Madrid y uno en una localidad gallega. Dos de los tres ya han cerrado o están en vías de hacerlo.
¿Qué pintaba entonces Atlas Holdings en el sector educativo? ¿Fue un error de cálculo? O, ¿como sospechan los profesores, lo único que buscaba era quedarse con un edificio céntrico para poder explotarlo de otra manera? ¿Qué papel han jugado los religiosos que vendían los centros?
El caso de Donostia es muy significativo. Scientia Schools compró el colegio Karmelo y una residencia anexa a los padres carmelitas por 4,3 millones de euros. Un año después hizo una tasación, probablemente para pedir un crédito hipotecario, y ya valía 22 millones de euros. ¡Cinco veces más!
Situado en Amara, uno de los mejores barrios de una de las ciudades más caras de España, el colegio valía más por sus metros cuadrados que por el negocio que acogía, evidentemente ruinoso. Por el momento, las instituciones vascas han bloqueado cualquier otro uso del inmueble, pero Gananzia ha sabido que Atlas Holdings ha ofrecido este edificio como una especie de prenda para garantizar sus deudas en otros centros.
El caso del colegio de Bilbao es más complejo. Sea porque no tenía recursos financieros o por las dificultades que percibió en Donostia para cambiar el uso del edificio, en la capital de Bizkaia solo ha adquirido el negocio y el mobiliario por 500.000 euros, dejando la parte inmobiliaria en manos de un tercero.
Se da la circunstancia de que en la finca anexa se encuentra el palacete de la antigua sede del Puerto de Bilbao, adquirido en 2023 por 10,5 millones por un grupo navarro que tiene la intención de convertirlo en hotel. De la comunidad foral son precisamente también los empresarios que se han hecho con el edificio del colegio Scientia San Pablo.
Se trata de Juan Carlos Ortiz y de Javier Landa, que a través de la sociedad Orlan 2019 se hicieron con el inmueble el mismo día que se firmaba el traspaso del negocio educativo a Scientia Schools en junio de 2022. Dinero no les falta: en 2019 habían vendido la empresa alavesa Arraia Oil por casi 100 millones de euros a una firma checa. Ortiz tenía el 44% y Landa el 18%.
Desde entonces, además de mantener la empresa con la que empezaron, un pequeño distribuidor de gasoil, han invertido en varias sociedades que compran inmuebles para su posterior alquiler. Por ejemplo, el del Aldi de la bilbaína Plaza Campuzano, que adquirieron a la propia gestora inmobiliaria de la firma alemana de supermercados.
El que acoge al colegio de Scientia les iba a reportar un 6% de lo invertido durante 20 años. Ahora ya nada, porque hace más de año y medio que su inquilino no les paga el alquiler y otros doce meses desde que le demandaron por impago y reclamaron su desahucio. Solo han visto la renta del primer año, que Scientia pagó por adelantado.
¿Compraron a sabiendas de que el colegio no iba a funcionar y así podrían darle otro uso al edificio? Landa lo niega tajantemente: «Nosotros somos unos perjudicados más. Nos dedicamos a comprar locales con operador dentro y lo último que queremos es gestionar. Estaría encantado de que viniera otro colegio y nos siguiera pagando la renta».
¿Y qué pintan los religiosos en toda esta historia? Aparentemente, los carmelitas donostiarras y las monjas bilbaínas vendieron a bajo precio sus colegios con la intención de que siguieran impartiendo clases, una actividad que la carencia de vocaciones estaba poniendo en peligro.
Y todo parece indicar que son unos damnificados más. La web de Scientia Schools es una amalgama de recursos comerciales dignos del mejor creador de powerpoints dirigidos a transmitir la imagen de grupo potente. Probablemente creyeron que dejaban los colegios en buenas manos y no se dieron cuenta de que la «educación moderna y de valores positivos» que venden es humo.
Nota: Gananzia ha intentado contactar con Scientia Schools de diversas maneras. En la web de Atlas Holdings, el teléfono de su supuesta oficina de Alcobendas está incompleto y el formulario de contacto no funciona. En el colegio de Fuenlabrada nos pidieron enviar un email que días después no ha obtenido respuesta.