Así cazó la Ertzaintza al tuitero Badiola

La publicación de la sentencia de un juzgado de Donostia que condena al ex presidente de la Real Sociedad Iñaki Badiola por calumnias e injurias, a través de twitter, contra una decena de personas permite averiguar cómo fue cazado. Aunque para muchas personas era evidente que quien estaba detrás de las cuentas @gipuzkoaconfide y @gipuzkoaconfid era el empresario donostiarra, faltaban pruebas y la red social tampoco colaboró.

¿Por qué no colaboró la red social? En la sentencia se indica que las autoridades intentaron obtener datos de Google y Twitter por dos vías diferentes:

  • El Ministerio de Justicia envió solicitudes formales de información que fueron rechazadas por el Departamento de Justicia de EE.UU. Probablemente porque no había delitos graves.
  • La Ertzaintza contactó directamente con Twitter para pedirle la información que requería el juez. No respondió.

En la sentencia se incluye la explicación que dio un agente de la Ertzaintza que actuó como perito de las acusaciones. Y este es más o menos el proceso que siguió:

  • Se hizo pasar por el propietario de la cuenta de Twitter para ver cómo poder recuperar la contraseña y ahí comprobó que la cuenta de correo asociada era gi**********************@g****.***. «Por experiencia e intuición» llegó a la conclusión de que se trataba de Gmail y que el usuario había puesto antes de la @ el nombre de la cuenta y su año de creación, lo que coincidía con el número de asteriscos. Así logró deducir cuál era la cuenta de correo: gipuzkoaconfidencial2017@gmail.com
  • Se hizo pasar por el propietario de la cuenta de Gmail deducida para, alegando haber olvidado su contraseña, pedir que le enviaran una nueva. De esta manera pudo conocer que el número de teléfono asociado acababa en 11. Utilizando los archivos policiales, comprobó que el teléfono de Badiola acaba precisamente en esas dos cifras.
  • Utilizando Twitter pudo comprobar que el número de teléfono de Badiola estaba asociado a dos cuentas de twitter, sin poder precisar eso sí cuáles son aunque viendo que el número de caracteres coincidía con el de la cuenta investigada.
  • Puso en google el nick de la cuenta de twitter, @gipuzkoaconfide, y llegó de esta manera a una página en la que se asociaba con el nombre de «Iñaki Badiola». Esta prueba no parece ser precisamente la más consistente.
  • Examinó la cuenta de twitter de Badiola para comprobar que retuiteaba habitualmente lo que se publicaba en @gipuzkoaconfide, lo que prueba, como expresa el ertzaina, que «tenía mucho interés en difundir esa información».

Además, el juez utilizó varios indicios más para deducir que Badiola era quien se escondía detrás de estas cuentas de twitter:

  • Cuando Twitter bloquea la cuenta @euskadiconfide, Badiola crea una nueva, @euskadiconfid. En este caso, el email de recuperación era más complicado ya que utilizaba una cuenta de correo de la firma Protonmail, la más segura que hay en el mundo en la medida en que su gestor no entrega fácilmente datos sobre las mismas. Esto también resulta sospechoso para el juez.
  • El juez también resalta que, una vez iniciada la causa penal contra Badiola, dejaron de publicarse los tuits, bien en la última cuenta antes de su cierre o en otras nuevas que se hubiesen creado con posterioridad.
  • En uno de los tuits se incluyó una foto de la inspectora de hacienda que estaba actuando contra Badiola. En el juicio se pudo demostrar que el ex presidente de la Real había tomado esta fotografía, de forma disimulada, en una de las citas que tuvo con la inspectora. Si se hacía zoom en la foto se podía ver un calendario de pared en el que figuraba la fecha de la cita. Tal y como dice el juez, se trata del «único fallo cometido por quien trató de mantener el anonimato de la cuenta».

Badiola fue finalmente condenado a diez años de cárcel por varios delitos de calumnias e injurias (uno por cada perjudicado), además de a indemnizaciones de casi 200.000 euros. ¿Qué motivaciones podría haber tenido para actuar de esta manera? En la sentencia se habla exclusivamente de «desahogarse por todo lo que le había y le estaba pasando».

Así explica la sentencia su desesperación:

En el año 2017, Badiola había visto como en el plazo de diez años había perdido la presidencia de la Real Sociedad, culpabilizando entre otros al Diario Vasco, y creyó que la Diputación Foral de Gipuzkoa, a través del Diputado General y varias de sus funcionarias habían hecho un acuerdo fraudulento para condonar la deuda de la Real y, además, perseguirle fiscalmente a él y a varias de sus empresas logrando que fuese condenado al pago de varios miles de euros además de llevarle a juicio en una causa penal por fraude a la Hacienda Foral por parte de una de sus empresas y, de otro lado, había visto como desde los juzgados de San Sebastián se le había condenado, desestimado recursos o inadmitido querellas en contra de sus intereses.

En los tuits fue mezclando algunos hechos reales con otros totalmente falsos con los que relacionaba a periodistas del Diario Vasco, políticos, inspectores de hacienda, un notario y jueces. De esta manera, les acusaba de delitos y de ocultación de casos de corrupción y pederastia. Mezcló los papeles de Panamá, la financiación de la Real Sociedad, el doping en el deporte y Kote Cabezudo con los nombres e incluso fotos de las personas que le denunciarían finalmente por injurias y calumnas.

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