Ander Méndez (Ositos con Alcohol): «Nuestro producto se dio a conocer gracias a una amenaza de demanda»

Ander Méndez (Bilbao, 1995) Estaba estudiando ingeniería cuando se dio cuenta de que las golosinas que él y otros dos amigos mezclaban con alcohol para ser más populares en las fiestas universitarias tenían bastante éxito. A partir de ahí se sucedió una trepidante carrera emprendedora llena de altibajos y de disgustos que a veces se han convertido en oportunidades, como la amenaza de demanda judicial que la multinacional Haribo les remitió poco después de constituirse como empresa.

Esta es su historia:

  • Méndez y sus amigos Tamar Gigolashvili y Julen Justa empezaron a elaborar golosinas con alcohol de manera artesanal para después regalarlos en las fiestas a las que asistían. Al principio no se les pasó por cabeza cobrar por ello, pero todo cambió al comprobar su enorme éxito. «Nos empezaron a asociar con estas golosinas y la gente nos las pedía. Traíamos diversión e las fiestas. Llegado un punto, pensamos que habría que organizar la producción y venderlas. Así que nos pusimos a buscar quién podría fabricarlas con todos los permisos legales», explicó.
  • Méndez y sus socios constituyeron una empresa, Wonderfoods Unicorn, que opera bajo la marca Ositos con alcohol, y empezaron a diseñar mejor su producto e incluso una máquina artesanal que permitiera elaborar las golosinas. En una primera fase, se la entregaron a un fabricante de alcoholes para que se encargara de todo el proceso. «La máquina la hicimos con una thermomix. Le metías los ingredientes y sacaba una mezcla que después ponías en un molde para darle forma. La ventaja es que esta fábrica ya cumplía con todas las condiciones sanitarias y tenía las licencias necesarias, por lo que podíamos subcontratar todo con garantías. Hicimos primero unas mil latas al mes y después nos animamos a pedir un palet entero. Nosotros nos encargamos de las ventas vía web y en algún local de hostelería», explicó.
  • El producto funcionaba pero sin tirar cochetes. El primer año la empresa llegó a facturar 10.000 euros con poco margen. Hasta que una amenaza de demanda de la multinacional Haribo les llevó a hablar con la prensa, que al describir un duelo de un david de bilbao contra un goliat germano, consiguió catapultar las ventas. «Ellos nos acusaban de usar la forma del oso y un diseño muy parecido y nos pedían destruir todo. Estábamos atemorizados, pero nuestro caso se viralizó de tal manera que acabamos recibiendo miles de pedidos, incluso a nivel internacional. Pudimos ponernos un sueldo e incluso contratar gente. Lo reinvertimos todo. La pademia nos ralentizó pero ya nos estamos recuperando. Ahora hemos puesto el foco en la venta en supermercados y estamos cerca de facturar 200.000 euros anuales», explicó.

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