Análisis electoral: Madrid bien vale una misa para el PP

«París bien vale una misa», dicen que dijo Enrique de Navarra cuando se convirtió al catolicismo para poder gobernar en Francia. Aplicado a Madrid es lo que debieron pensar en el PP al fijar prioridades para unas elecciones locales a las que acudían con espíritu de derrota y con Pablo Casado muy contestado internamente. Y con la campana ya sonando en esa iglesia madrileña, parecen haberse salvado.

Este es el análisis que hicimos el pasado domingo durante el recuento en lo que al PP se refiere:

  • Vox le ha comido un buen bocado. Un PP apocado y titubeante ha permitido que un partido situado más a la derecha haya asumido el relato épico y el orgullo más nacionalistas, un arma que había venido utilizando con eficacia, especialmente en tiempos de los Aznar y Mayor Oreja. Es Vox el que hace propuestas sobre demandas naturales del electorado de derechas (fronteras impermeables, desahucios de okupas…) por la falta de iniciativa del PP. Este papel lo recuperará cuando «se lo vuelva a creer». Mientras tanto, los espacios que no ha ocupado han dado lugar a una derecha politeísta.
  • El PP está teniendo cierta suerte en el centro. Los errores de Ciudadanos, especialmente por su alineamiento con la derecha con un posicionamiento solvente y claro ante el «problema catalán», han aliviado la presión sobre el PP en el flanco más central. El partido de Rivera sube pero no consolida. No ilusiona. Sin embargo, allí donde estas posiciones centrales estaban mejor lideradas por otros partidos, como el País Vasco, Canarias, Cantabria o Cataluña, el PP sí se hunde.
  • El PP despide un tufo a corrupción del que necesita tiempo para deshacerse, tal y como le ha ocurrido al PSOE en Andalucía. Mientras tanto, ser candidato popular pero sin aludir a ese partido es rentable. Véase en este sentido lo ocurrido con Albiol en Badalona y con Sémper en San Sebastián. Tal vez el PP esté manteniendo un perfil bajo por culpa de la corrupción y esto le afecta sin duda alguna.
  • El PP no emociona ni ilusiona, dos atributos que resultan fundamentales a la hora de hacer política. González o Aznar ilusionaron a gran parte del país e Iglesias y Abascal lo han hecho a los descreídos del sistema. Se pierde porque tu ilusión ya no es creíble (Podemos) o porque no la despiertas (PP). No parece que Casado haya sido capaz de dar con esa tecla hasta el momento.
  • No olvidemos finalmente que el PP se ha salvado in extremis en Madrid no tanto por los aciertos de los suyos (¡menudos candidatos!) como por los errores del contrario. La fuerte abstención en barrios donde Carmena obtiene mayor apoyo y en las localidades del cinturón sur indican que se ha producido una cierta desmovilización de la izquierda.

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