Análisis electoral: los errores de Podemos

En toda jornada electoral que se precie suelo invitar a amigos a casa para seguir el recuento. Cada uno vota a un color, pero nos gusta la emoción que generan esos primeros datos del escrutinio que acompañamos con análisis sobre la marcha y algún que otro tuit. Y en las últimas elecciones europeas-locales hubo varias conclusiones en las que todos coincidimos: que Podemos se la había pegado y que el PP se había salvado por los pelos.

Veamos el primero de los dos temas, el de los errores de Podemos, bien analizado por Fede Rodríguez:

  • Cambiar su nombre a Unidas Podemos. Por una vez y como guiño, puede resultar simpático. Pero consolidar un nombre que hace alusión únicamente a los votantes de un sexo y no al conjunto de todos es más ridículo a medida que se extiende en el tiempo.
  • El discurso agresivo dio en principio buenos resultados a Podemos. Pero sus líderes han caído en la trampa de pensar que, si un discurso agresivo les era favorable, un discurso aún más agresivo les beneficiaría mucho más. Que algo sea bueno no significa que más de lo mismo sea mejor.
  • Los juicios de clase han formado parte de la estrategia de Podemos desde su inicio. Los bancos, los ricos… esos malvados. Pero con Amancio Ortega han bajado de la generalidad a un ataque personal por un hecho concreto que es fundamentalmente un acto de generosidad. Esto les ha situado fundamentalmente como exaltados que interpretan la realidad a su favor promoviendo el odio.
  • En clave interna la dirección de Podemos ha obviado a los candidatos con mayor apoyo en cada territoro y ha intentado imponer a sus afines. Esto ha provocado en algunos lugares cismas y en otros desafección.
  • Los comportamientos disonantes con el discurso le restan fuerza, y más aún cuando la disonancia es alta y el discurso radical. El chalet de Galapagar ha costado más votos que euros.

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