Algunas preguntas sobre lo que está ocurriendo en Gamesa

La compra por parte de Siemens del 8% que Iberdrola mantenía en Gamesa da a la firma alemana el control total de la compañía eólica. Esta operación, que no ha sido precisamente negociada con buenas artes, genera cierta inquietud en Euskadi. Veamos.

¿Por qué Iberdrola quería salir de Gamesa? Para la eléctrica, tener el control de un fabricante de molinos de viento fue fundamental en otros tiempos, cuando solo las compañías energéticas construían parques eólicos. Pero hoy en día el negocio es más financiero que otra cosa y ya no hay sinergia alguna entre Gamesa e Iberdrola. Sobraba.

Si Iberdrola no pintaba nada en Gamesa, ¿por qué no vendió en su momento todas sus acciones a Siemens? Aquí hubo una mezcla de intereses financieros (no necesitaba dinero en ese momento) y políticos (las autoridades vascas le pidieron que se mantuviera en el capital). Además, se supone que a Siemens le interesaba mantener un socio industrial durante un tiempo, por lo que Iberdrola tuvo un lock-up (tenía prohibido vender sus acciones) de dos años.

¿Qué ha cambiado en dos años? Simple y llanamente, que a Iberdrola le hace falta dinero, para invertir fundamentalmente en Brasil y en producción renovable, y que se ha dado cuenta de que Siemens es un socio muy complicado. Entre las cosas que no gustaron nada a Iberdrola (ni a nadie) está la intención de la firma alemana de integrar todos sus intereses energéticos en un holding de nueva creación. O que la firma alemana se cargara a todos los ejecutivos de Gamesa, que habían multiplicado el valor de la compañía, nada más llegar.

¿Es bueno el acuerdo para Iberdrola? Mucho. Lo lógico habría sido vender sus acciones en el mercado poco a poco, como ha ido haciendo por ejemplo Kutxabank con sus participaciones de Iberdrola. El acuerdo le permite canjearlas a un precio casi un 30% superior a la cotización bursátil. Esto explica la actitud de Iberdrola durante los últimos meses, que solo buscaba la confrontación con Siemens para resultar un socio «incómodo».

¿Quién pierde con esta venta? Los accionistas que mantienen participaciones de Gamesa (aproximadamente un 30% del capital). Por una parte, no tienen acceso al precio que va a pagar Siemens a Gamesa, lo que resulta sorprendente que pueda ser autorizado por la CNMV. Por otra, están ahora más sometidos que antes al yugo de Siemens, que hará lo que le dé la gana con «su filial». Podrá, por ejemplo, venderle equipamiento a precios inflados. Las cotizadas que están controladas por un solo socio con otros intereses son, en este sentido, un auténtico cachondeo. Un consejo: si todavía tienes acciones de Gamesa, ¡aléjate lo antes posible!

¿Se va a marchar de Euskadi? Ya lo ha hecho hace tiempo. El control de Gamesa es alemán y se lleva desde Hamburgo y parcialmente desde Madrid, donde estaba el CFO, David Mesonero, que va a durar en su puesto menos que un telediario. Es posible que por intereses puntuales, más fiscales que otra cosa, siga manteniendo su sede social en Zamudio, pero será algo parecido a lo que ocurre con BBVA.

¿Seguirá existiendo Gamesa? Apuesto a que no. Ya es conocido que Siemens creará en breve una especie de Siemens Energy en el que integara a Gamesa y otras filiales. Y la sacará a bolsa, reduciendo su participación por debajo del 50%. Si no desaparece, Gamesa dejará en cualquier caso de ser una marca notoria.

¿Podría haber hecho alguien algo para mantener a Gamesa anclada en Euskadi? A día de hoy, como ha reconocido la consejera Arantxa Tapia, es imposible, porque haría falta una cantidad de dinero inalcanzabale para el Gobierno Vasco: 1.000 millones. Pero en este tema, ha existido una falta total de previsión por parte de las autoridades, lo que explica que ahora se esté perdiendo el control de muchas compañías creadas en Euskadi desde cero. Como ya explicamos en su momento, el error más grave fue no sacar a Bolsa a Kutxabank para que obtuviera recursos en los mercados financieros y no vendiendo sus acciones de Iberdrola. De no haber sido así, otro gallo nos cantaría ahora.

¿Qué pasará con los proveedores vascos? Estos pueden estar tranquilos, mientras sigan siendo competitivos. Los alemanes son muy racionales en este aspecto: si un proveedor trabaja bien, lo mantienen. No hay más que ver lo que ocurre con el potente sector vasco de componentes de automoción. Sus clientes son fundamentalmente alemanes y se mantienen e incluso aumentan su contratación año tras año. Seguirá siendo así mientras en Euskadi produzcamos bien y a buen precio. Lo mismo con la energía eólica.

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