¿Tiene algún sentido la compra de Ouibus (el Alsa francés) por parte de Blablacar?

La compra de Oibus, el Alsa francés, por parte de Blablacar no tiene ningún sentido. Es como si Cabify se gastara el dinero en comprar una compañía de autobuses en lugar de seguir reforzando su modelo en otros lugares del mundo o en mejorar su producto. Así que solo se me ocurre una explicación: intereses políticos.


Y eso que Blablacar había estado haciendo muy bien las cosas hasta ahora. Apostó por un modelo P2P, dio con las claves para conquistar el mercado y posteriormente encontró la forma de rentabilizarlo y de extenderlo a otros países. Chapeau, que dirían los franceses.

Yo soy de hecho un usuario satisfecho. He realizado varios viajes con pasajeros por mediación de Blablacar y no le encuentro más que ventajas. Las mismas que llevaron a Alsa y otras empresas de autobús español a demandar a la startup gala, caso que terminaron perdiendo.

¿Son competencia? Sí, pero desde parámetros distintos. La experiencia de viajar en un autobús con wi-fi, silencio para trabajar y otras comodidades no tiene nada que ver con la de ir en un coche en el que es prácticamente obligatorio dedicar las horas a charlar con los otros pasajeros. Por eso el precio tampoco es idéntico.

¿Qué sentido tiene entonces que Blablacar compre una empresa de autobuses? Ninguno. Podía haber hecho muchas cosas antes con ese dinero, como por ejemplo:
– Lanzar en EE.UU., mercado que hasta ahora le aterra
– Mejorar su app, que falla más que una escopeta de feria
– Mejorar sus sistemas de reputación, que dan pocas ventajas a los usuarios más frecuentes
– Buscar nuevos ingresos relacionados con la mejora de los vehículos que se utilizan para transportar viajeros

¿Y qué intereses políticos podría tener Blablacar con Ouibus? Simplemente, las buenas relaciones con el Estado francés, que era el propietario anterior de la compañía de autobuses, a través de SNCF. Ouibus era una máquina de perder dinero y se había convertido en un problema público.

Y esta capacidad de un gobierno para empujar a una startup a realizar inversiones sin sentido marca una enorme debilidad para todas las nuevas empresas gestadas en Europa. En EE.UU. esto no ocurre y la independencia es total.

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