Sobre las bajas laborales y los problemas que generan a las empresas

Tenía previsto hace tiempo hablar de bajas laborales, porque detecto que el sistema que tenemos es muy mejorable, y la masacre aérea de los Alpes, causada presuntamente por un piloto que no debía estar trabajando, me ha animado a hacerlo ya. Por simplificar, digamos que la regulación actual, con sus excesos de protección del trabajador y de su privacidad, ha convertido a las ausencias por enfermedad en una especie de «derecho» del empleado, sin apenas obligaciones. Sugiero realizar algunos cambios.


Los problemas que detecto son los siguientes:
– El trabajador de baja tiene derecho de ir a trabajar o no, según le convenga. El médico ha de guardar silencio. La empresa, salvo que la bajada de rendimiento o de eficacia sea descarada, no puede hacer nada. El caso de GermanWings es paradigmático.

– Con determinadas enfermedades o con médicos amigos, un trabajador que tenga pocas ganas de acudir a su puesto, puede quedarse en casa casi indefinidamente. Una vez más, la empresa poco puede hacer, porque lo de contratar un detective privado es inasumible.

– El coste de las bajas lo soporta el trabajador si es de corta duración y solo con algunos convenios colectivos. En las más largas, es la Seguridad Social la que «se come el marrón» en gran medida y la empresa en cierta medida (sigue teniendo que cotizar).

Estas son las posibles soluciones que se me ocurren:
– Fuera privacidad, al menos en una relación laboral en la que existe tanta protección del trabajador. La empresa tiene derecho a saber cuál es el estado de salud real de sus empleados y los médicos deberían estar obligados a advertir de cualquier «anomalía» que pueda tener efectos en el rendimiento. No para despedirlo sino para mandarlo a casa o para tomar ciertas precauciones en su día a día.

– Segunda opinión médica. Todas las empresas deberían tener la posibilidad de exigir a sus empleados de baja que acudan a un médico de su confianza para tener una visión menos «subjetiva». En caso de discrepancia de criterios, debería existir la posibilidad de acudir a un tercero independiente, una especie de árbitro.

– Bajas que de verdad no cuesten nada a las empresas, salvo que se trate de un accidente laboral. Me parece ridículo que el empleador tenga que soportar el coste económico de una baja por enfermedad (sigue teniendo que pagar las cotizaciones correspondientes a la Seguridad Social). Para evitar fraudes, eso sí, la Seguridad Social debería hacer más inspecciones.

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