Sharing economy: el éxito del comercio electrónico P2P y sus efectos sobre la economía

three places on airbnb that really appeal to me
three places on airbnb that really appeal to me (Photo credit: philcampbell)

Las transacciones entre particulares, a través de nuevos mercados (marketplaces) como Airbnb o Uber, pueden ser una auténtica revolución. Es interesante a nivel microeconómico en cuanto marca modelos de negocio absolutamente innovadores y, en el macroeconómico, en la medida en que supone crear servicios previamente inexistentes que son los que generan crecimiento real.


Se habla ya de una nueva economía a la que se ha bautizado con nombres tan rimbombantes como «economía de lo compartido» o «economía de la colaboración» (sharing economy), «propiedad fraccionada» o «consumo colaborativo» (collaborative consumption). Al margen del habitual tecno-optimismo que acompaña a las revoluciones en los negocios digitales, lo cierto es que se están creando nuevos modelos de negocio que optimizan los recursos del Planeta y que generan valor real.

Se trata de intercambios comerciales entre particulares, algo que ya inventó eBay el siglo pasado, con la novedad de que producen nuevos servicios en los que se aprovechan bienes existentes tanto en el espacio como en el tiempo. Son ecológicamente más sostenibles. Por ejemplo, Airbnb permite alquilar habitaciones de una casa que normalmente están vacías o la vivienda completa durante unas vacaciones. Y el carsharing facilita que alguien utilice tu coche en aquellos días o incluso horas que no lo necesitas.

Ha empezado con los coches y las viviendas, los dos bienes más costosos y que por tanto mayor potencial de optimización tienen. Pero se está extendiendo progresivamente a nuevos objetos, como la ropa de lujo, los libros de texto y, sobre todo, nuestros conocimientos y tiempo.

Estas son las razones del auge de estos negocios:
– Los sistemas de rating y las redes sociales han permitido reforzar la seguridad a la hora de contratar con un desconocido, tanto por parte del que paga como del que entrega el servicio.

– Las redes sociales son también un canal de marketing que permite que estos servicios se conozcan con relativa facilidad y sin inversines muy elevadas.

– La eclosión de Internet en el móvil, que permite contratar este tipo de servicios en cualquier momento y lugar. Por ejemplo, durante un viaje (Airbnb) o al aterrizar en un aeropuerto (Uber).

– La debilidad de eBay, que hasta ahora monopolizaba el comercio online P2P, pero que se está mostrando incapaz para crear hacia los servicios e incluso nichos. De ahí también que el gigante de las subastas se esté enfrentando a nuevos competidores locales (por ejemplo, Taobao en China o Flipkart en India) y temáticos (por ejemplo, Poshmark en el ámbito de la moda).

– La aparición de nuevos medios de pago (por ejemplo, Balanced, que ingresa en una cuenta corriente lo que el intermediario recibe por Visa) que aceleran el proceso de transferencias de ingresos de un intermediario.

– La aparición de nuevos sistemas logísticos de ámbito local (por ejemplo, Postmates, que facilita los envíos en una hora), aunque este es uno de los ámbitos que más tiene que mejorar.

– La existencia de ámbitos en los que un control monopolísticos está generando precios muy elevados y experiencias deficitarias. El caso más claro es el de los taxis, caros y muchas veces malos.

– La mayor conciencia ecológica de las nuevas generaciones, que prefieren vivir experiencias que poseer objetos.

Y sus principales problemas están viniendo por estos frentes:

– En el ámbito regulatorio, se enfrentan a competidores con mucho poder. Así, a Uber los taxis le están haciendo la vida imposible en EE.UU. Evidentemente, tienen parte de razón cuando la protección del consumidor es pobre, pero mucho me temo que no es el caso.

– En el ámbito de la confianza del consumidor, los peligros son solo a corto plazo. Hay casos sonados de habitaciones destartaladas en Airbnb o de conductores peligrosos en Uber. Esto evidentemente se va solucionando poco a poco a medida que los consumidores anteriores van calificando lo que han recibido. Es además, la principal barrera de entrada para la entrada de nuevos competidores.

– En el ámbito de la confianza del vendedor, parece que los seguros están evitando que los problemas vayan más allá. Así, al propietario de una vivienda que la alquiló a un drogadicto que se la destrozó, Airbnb le indemnizó sobradamente. Inspirato, que alquila casas de lujo, lo ha hecho exigiendo una cuota de alta de 15.000 dólares al que quiere participar en el sistema. Sin embargo, a otros les ha provocado el cierre. Es el caso de HiGear, que intermediaba en el alquiler de coches de alta gama y que tuvo que clausurar sus servicios después de que una banda robara varios vehículos.

– En el ámbito institucional, el reto es fundamentalmente cómo evitar que esta especie de trueque quede al margen de la correspondiente fiscalidad tipo IVA, junto con el control monetario cuando los intercambios se hacen con nuevas monedas tipo bitcoin.

¿Y quiénes son los principales actores de este nuevo mercado?

– En el P2P de nuevos productos físicos destacan, además de eBay, Etsy y Fab, que permiten vender objetos artesanales que, de no existir estos mercados, nunca se habrían podido producir. De todas formas, estos casos no encajan en la sharing economy más estricta en la medida en que no hay alquiler sino compra.

– En el ámbito de los libros, hay varias firmas especializadas que permiten alquilar obras caras durante periodos cortos de tiempo: Chegg, Rafter, CampusBookRentals o incluso Amazon.

– En ropa de marca y joyas destacan CEO Collective, Love Me and Leave Me o Rent The Runway, que ponen en contacto al propietario con quien quiere disfrutar de estos objetos solamente un tiempo. En ropa también habría que incluir a 99dresses (vestidos), a Eleven James (relojes) y a la vasca Armario Compartido.

– Cosas viejas. Es uno de los temas que mejor pueden funcionar, aunque todavía falta encontrarle un modelo de negocio. Se trata de intercambiar con un vecino aquellas ropas y otros artículos que uno ya no usa. En EE.UU. es muy habitual que este tipo de objetos se subasten en «garage sales» pero en España suelen acabar en la basura, salvo que tengan cierto valor. La falta de modelo de negocio ha llevado a que uno de los principales proyectos de este tipo, The Freecycle Network, sea «sin ánimo de lucro». Es decir, que no hay intercambio monetario. Hay proyectos similares especializados en ropa o en jardinería. Uno de los más interesantes es Yerdle, creado por antiguos ejecutivos de WalMart.

– En coches destacan Uber, Getaround o Lyft, que permiten obtener un vehículo durante un tiempo, muchas veces con el conductor incluido. Una variación es Jib.li, que ofrece espacio de transporte de carga para aquel que necesita enviar algo a otro punto del mundo. Incluso algunos fabricantes, como Volkswagen o BMW, están lanzando servicios de este tipo.

– En electrodomésticos, la francesa Boulanger ha empezado a ofrecer sus productos en alquiler en lugar de por compra directa.

– En bicicletas destaca Liquid o Social Bicycles, que permiten utilizar un vehículo de este tipo durante unas horas poniendo en contacto a propietario con interesado. También empezó con bicicletas Getable, que se ha extendido ahora a otros productos e incluso ofrece una plataforma para empresas que quieran introducirse en el negocio del alquiler.

– En juguetes hay que destacar el modelo que propone Toyswap para que los padres de varios niños puedan compartir los juguetes de todos ellos según van creciendo y necesitando unos distintos. Hay proyectos similares en Brasil y Holanda.

– En productos financieros está LendingClub, que acaba de recibir una inversión de Google, y los bancos P2P conocidos, como Prosper, Zopa o la española Comunitae.

– En alimentos (o más bien en la hortocultura), hay ya algunos actores muy interesantes, como Urban Garden Share, LandShare o Yardshare Front, que ponen en contacto a agricultores con gente que tiene terrenos donde se pueden cultivar verduras o simplemente jardines.

– En oficinas son conocidos los múltiples casos de espacios que se alquilan por horas o por mesas, de tal forma que varios trabajadores pueden compartir un mismo despacho. La empresa más conocida en este ámbito es LiquidSpace, que permite a una empresa alquilar espacio de oficina en la sede de otra compañía.

– En vivienda destacan Airbnb, HomeAway, Luxury Retreats o Inspirato, que ponen en contacto al que tiene toda una casa o al menos una habitación disponible con el que la necesita durante unos días. Airbnb ya funciona con éxito en varias ciudades españolas. Hay incluso un par de firmas especializadas en alquilar viviendas para mascotas: Rover (apoyado por la firma de alimentación para animales Petco) y Dog Vacay. Hay una copia española de Airbnb que se llama knok y que curiosamente está respaldada por una inmobiliaria.

– En el alquiler del tiempo (y el know how) propio, hay ya varias empresas que ponen en contacto a aficionados a la fontanería, la pintura, la limpieza o la cocina con vecinos que puedan necesitarlos puntualmente. Los casos más conocidos son TaskRabbit, Milk.ly, ClubLocal, Taskhub (participada por Telefónica a través de Wayra), Zaarly, Exec o Youpijob, para trabajos en general; GetMaid y HomeJoy para interinas; Wello, para entrenadores; Nanny in the Cloud para niñeras; StyleSeat para peluqueros, para simples transportistas de la compra y Munchery y Gobble para los relacionados con la cocina. Incluso hay ya un sistema de alquiler de amigos para tener compañía en, por ejemplo, un evento social. Todos ellos tienen un gran potencial como consecuencia de la cantidad de gente que está en casa por el incremento del paro. Otro modelo muy cercano es el de Washio, que básicamente consiste en que alguien te haga la colada.

– En restauración, están empezando a aparecer modelos muy interesantes. Además de Gobble, ya mencionado anteriormente, habría que incluir aquí al holandés Shareyourmeal.net, al francés Cookening, al americano Feastly, al catalán SocialEaters o al israelí EatWith, que basan su modelo en la gran cantidad de cocineros amateur que hay en el mundo.

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