La igualdad de género, los anuncios de prostitución y la inacción de Emakunde

emakundeDe la mano de Emakunde, varios medios de comunicación firmaban hace unos días un compromiso en favor de la igualdad de género, un documento denominado formalmente «Código deontológico y de autorregulación para la publicación y la comunicación no sexistas en Euskadi». Lo que más me ha llamado la atención es que entre los que lo suscriben figuran El Correo, Diario Vasco y Deia, conocidos por incluir a diario varias páginas con anuncios de prostitución, fundamentalmente de mujeres y muchas veces con imágenes explícitas. ¿No es demasiado contradictorio?


El código incluye a priori varios párrafos que se puede interpretar que hacen referencia a este tipo de publicidad:

La comunicación (publicitaria y periodística) debe respetar la legalidad vigente y de manera especial los valores, derechos y principios reconocidos en la Ley 4/2005, de 18 de febrero, para la Igualdad de Mujeres y Hombres (que prohíbe “la realización, emisión y exhibición de anuncios publicitarios que presenten a las personas como inferiores o superiores en dignidad humana en función de su sexo, o como meros objetos sexuales, así como los que justifiquen, banalicen o inciten a la Violencia contra las mujeres); en la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de protección Integral contra la Violencia de Género; y, en la Ley 34/1998, de 11 de noviembre, General de Publicidad (que tipifica como ilícita la publicidad que atente contra la dignidad de la persona, «especialmente en lo relativo a la infancia, la juventud y la mujer»).

Las agencias y los medios han de rechazar el uso de imágenes y discursos que normalicen o promuevan actitudes, comportamientos y situaciones discriminatorias por razón de sexo. Se debe evitar atribuir a las mujeres un papel subordinado con respecto a los hombres, así como sugerir una posición de inferioridad a la hora de valorar su condición personal o social. Y en especial con las mujeres pertenecientes a minorías, sufren una doble o triple discriminación.

La publicidad y la comunicación deben rechazar los estereotipos sexistas (objeto sexual, bella acompañante, mujer cuidadora, ama de casa…) y trasmitir que los valores y saberes tradicionalmente “femeninos” (cuidados, empatía…), o los tradicionalmente “masculinos” (competitividad, poder, riesgo…) son igualmente respetables y atractivos tanto para las mujeres como para los
hombres.

Mostrar el cuerpo de mujeres y hombres en toda su diversidad evitando su representación como objeto decorativo, recambiable, estético o sexual pasivo y al servicio de la sexualidad y los deseos del hombre. No presentar imágenes del mismo como forma de captar la atención del público sin que exista relación con el producto publicitado. Por ejemplo, no recurrir al fetichismo sobre determinadas partes del cuerpo femenino (labios, piernas, pies…) como reclamo para atraer la mirada y la atención de la potencial clientela. Por ejemplo, evitar las sexualización e hipersexualización de las niñas y de determinados grupos sociales como, por ejemplo, la hipersexualización de las mujeres afrodescendientes en anuncios de viajes o bebidas alcohólicas.

Evidentemente, los medios que ponen anuncios de prostitutas (también de prostitutos) están violando un código que no tienen vergüenza en firmar e incluso en publicar que han suscrito. Ante la evidencia de esta contradicción, he hablado con Emakunde, que reconoce que varios medios insertan publicidad sexista pero cree que se está llevando a los periódicos por un camino de «mejora».

A mi juicio, el Instituto Vasco de la Mujer se equivoca de raíz por las siguientes razones:
– Lo que están haciendo algunos periódicos con los anuncios de prostitución no solo es asqueroso sino que puede ser incluso ilegal. Lo que Emakunde tendría que haber hecho hace mucho tiempo es llevar el tema a los tribunales y presionar a los medios para eliminar esta publicidad.

– Si se quieren eliminar los anuncios de prostitución, se podría hacer. Véase en este sentido lo que ha ocurrido con la publicidad de tabaco y alcohol. ¿Qué oscuros intereses están impidiendo que los políticos fuercen a los medios a dejar de lucrarse con este negocio? ¿Es consciente Emakunde de que algunos prostíbulos condenados por trata de blancas se estaban anunciando en los periódicos?

– Sentarse a firmar un convenio con medios que se están financiando con la prostitución desprestigia a la institución que promueve el código y el acto de rúbrica. Emakunde se está haciendo un flaco favor con este tipo de medidas. Preparar un código sin penas para los que lo incumplen es, por otra parte, una pérdida de tiempo.

– Los anuncios de prostitución no deberían tener la visibilidad que han obtenido en la prensa generalista española (y vasca). Esto no sucede en ningún otro lugar de Europa.

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