La Diputación de Bizkaia debería aplicar sus reformas fiscales sin esperar a Alava y Gipuzkoa

La Diputación de Bizkaia tiene, desde hace tiempo, muy claro que, para incrementar la competitividad del territorio, tiene que rebajar el Impuesto de Sociedades y crear deducciones fiscales a la inversión en startups. Y si no se ha movido hasta ahora no es por falta de consenso, de la mano del PP, sino por la «necesidad» de pasar por Vitoria-Gasteiz para que todas las haciendas forales sigan una misma pauta. Creo que ya ha esperado demasiado tiempo.


Sea por un pulso interno en el partido o por la necesidad de contar con el beneplácito del PSE, Bizkaia no ha movido ficha. Y eso que el diputado general Unai Rementeria ha mostrado varias veces su apuesta por las herramientas fiscales para aumentar la competitividad del territorio, un objetivo en el que evidentemente le respalda la patronal.

Hay que recordar que actualmente las grandes empresas de Bizkaia pagan un tipo del 28% mientras que en la Hacienda central solo abonan un 25%. Es verdad que en territorio foral hay deducciones de I+D mucho más generosas, a las que se acogen muchas de las grandes compañías. Pero también es cierto que el Impuesto de Sociedades no tiene ningún sentido cuando los beneficios se reinvierten en el negocio.

Por si fuera poco, hay que recordar que cada día es más sencillo utilizar Internet para operar fiscalmente en otras demarcaciones. Al margen de Irlanda, escogida por todos los gigantes tecnológicos para canalizar sus operaciones en Europa, se habla mucho últimamente de Estonia, que permite a cualquier vasco convertirse en «e-residente» en un par de clicks, con lo que posteriormente puede poner en marcha una empresa que tendrá un tipo 0 de Impuesto de Sociedades.

Ya conozco al menos a dos emprendedores de Euskadi que están en vías de llevarse a otros lares startups que actualmente ganan dinero. Seguir pagando impuestos en sitios donde parece que las empresas son el enemigo requiere de una fe ciega que, en un mundo digital e internacional, cada vez es un recurso más escaso.

Los políticos que se resisten a acelerar las reformas fiscales deberían ser conscientes de que los negocios digitales se pueden mudar de un país a otro a golpe de click sin siquiera moverse de la silla. Competir en un mundo tan dinámico requiere de mucha agilidad. Y a lo que aspiro es precisamente a que Euskadi (o al menos Bizkaia) se parezca a Estonia y no a un país burocrático en el que decisiones de este calibro se atragantan en despachos políticos.

Las medidas de apoyo a los emprendedores recogidas en el Plan de Emprendimiento 2020 van en la buena línea, pero son insuficientes. No basta con apoyar al que empieza, también hay que hacerlo al que quiere crecer y especialmente al que quiere invertir en startups, con herramientas como esos fondos que anunció Rementeria y que se han quedado, por ahora, en el limbo.

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