Invertir en bitcoins y criptomonedas, ¿sí o no?

Como probablemente ya sabes, el emprendedor e inversor Eneko Knörr ha anunciado la puesta en marcha de un fondo de inversión en bitcoins y otras criptomonedas, Pheidon, el primero en su tipo en España. Buen momento, por tanto, para plantearse si es conveniente poner dinero en este tipo de «activos».


Estas son las razones a favor del bitcoin:
– Tecnológicamente son más robustos que el dinero de papel. Un billete se puede llegar a falsificar, pero un bitcoin a día de hoy es prácticamente imposible de replicar, gracias a las garantías que aporta la tecnología que lo soporta, blockchain.

– Su rentabilidad reciente es espectacular. Han nacido muchos millonarios que tienen fundamentalmente bitcoins.

– Todo parece indicar que a corto plazo su precio seguirá subiendo, dado que se ha convertido en refugio de personas que huyen de los tipos 0 de las cuentas corrientes y de muchos poseedores de dinero negro, que encuentran en el bitcoin un sustituto del antiguo colchón o de los paraísos fiscales, cada día más controlados.

– Es un activo cuyo crecimiento está limitadísimo. Es mejor, en este sentido, que el oro y otros metales preciosos, que se siguen extrayendo. Como bien es sabido, si la oferta no aumenta pero la demanda sigue creciendo, lo que ocurre es un incremento del precio.

– Su valor es independiente de la acción de los gobiernos, cosa que no ocurre con las monedas convencionales, que corren siempre el peligro de devaluación. El bitcoin es muy seguro, en este sentido.

Evidentemente, también hay aspectos en contra:
– Por su novedad, el precio del bitcoin todavía es una quimera. Todo el mundo cree que mañana puede caer de forma espectacular o todo lo contrario. No hay precedentes en base a los que invertir.

– Siempre existe el riesgo, que yo creo que llegará tarde o temprano, de la intervención de los gobiernos. El bitcoin es demasiado libre, tanto que entraña no pocos peligros recaudatorios para las administraciones públicas. Un buen día, los bancos centrales lo regularán y controlarán.

– No es fácil comprar bitcoins. Precisamente por eso el fondo de Knörr tiene el éxito garantizado. La mayor parte de los intermediarios que comercializan bitcoins en realidad venden ETFs, que son más bien opciones de compra que se cierran en un determinado plazo, normalmente de una semana.

– El bitcoin no es tan confidencial como la gente cree. Si un día un gobierno quiere buscar por dónde ha circulado, no le sería excesivamente difícil.

– La producción de nuevos nuevos bitcoins, conocida como minería, se hace en ordenadores que están constantemente encendidos y cuyo único fin es ése. Como el precio de esta criptomoneda no ha dejado de crecer, cada día hay más competencia y se necesita más potencia de cómputo y, por ende, consumo de electricidad. Hay quien advierte del problema medioambiental que se está generando.

– No es fácil convertir los bitcoins en dinero constante y sonante. Y el principal problema es, de hecho, fiscal: cómo justificas ante Hacienda el beneficio obtenido. ¿Quién certifica que es legal y que no proviene de orígenes oscuros?

– El riesgo de quedarse sin nada es muy elevado. Muchos asimilan la actual inflación de precios con la burbuja de las puntocom de principios de siglo y recuerdan a quien compró acciones de Terra a más de 100 euros.

Conclusión: el bitcoin es una inversión que puede resultar atractiva pero hay que limitar su riesgo invirtiendo en él solo una parte del patrimonio personal.

Fuente de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bitcoin_Cash_Logo_(proposal).png

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