Fabricación inteligente: ¿Tendencia real o simple humo?

Ultimamente a las instituciones les ha dado por hablar mucho de la fabricación inteligente o incluso de la «Fábrica 2.0» o hasta de la 3.0. Aunque no han aclarado completemente a qué se refieren y el elevado uso de palabrejos habituales del marketing online huele a distancia a consultor subcontratado, merece la pena detenerse en este fenómeno.


Por una parte, es verdad que hay una serie de tendencias tecnológicas que marcan un cambio de paradigma, hasta el punto de hablar de una especie de «tercera revolución industrial» (o la cuarta, si partimos de la base de que Internet supuso la tercera). Fundamentalmente, la conectividad universal, eso que también se conoce como «Internet de las cosas», y la impresión 3D, que facilita la colaboración por parte del usuario-cliente.

Son tecnologías incipientes que abren muchas oportunidades en el desarrollo de productos asociados y personalizados y que evidentemente habrá que tener en cuenta próximamente. Pero a mi juicio, aquí hay mucho ruido y pocas nueces. El RFID o Internet de las cosas es todavía más el nombre de uno o más programas de ayudas públicas (sobre todo europeas) que algo que sirva para generar productos con modelo de negocio claro.

Lo que realmente sucede es que cada vez hay más Internet y más informática en nuestras vidas. Todo se está automatizando y es cierto que la comunicación entre personas y objetos genera posibilidades de nuevos dispositivos y negocios. Pero de ahí a suponer que esto suponga un cambio inmediato de paradigma hay un gran trecho.

Veamos algunos casos concretos:
– Internet de las cosas. Se habla mucho de las posibilidades de los coches que se comunican entre sí o con balizas de control de tráfico pero en realidad todavía hay muy pocas cosas en marcha. La mayor parte de las inversiones están enfocadas a marketing en base a hacer ruido con novedades pero tienen poco recorrido. A este tema le falta todavía mucho recorrido y las instituciones se están precipitando al apoyarlo.

– Impresión 3D. Sus posibilidades parecen infinitas, pero más como fórmula para dotar de más poder al consumidor final que al fabricante. Es verdad que ya es una realidad pero casi exclusivamente ligada al friquismo de los makers y al mundo de la arquitectura y el diseño. A mí me recuerda más a la Thermomix, que pone en manos de todos la elaboración de platos que antes eran casi imposibles, que a una auténtica revolución industrial. Dicho de otra manera: no me imagino a alguien imprimiendo su propio coche, aunque sí un volante o unas llantas de diseño.

– El machine learning o inteligencia artificial. Esto ya es una realidad pero más relacionada con el comercio electrónico y el ocio online que con la fabricación. Es verdad que, unida a la Internet de las cosas, quizás veamos próximamente oportunidades para optimizar procesos y reducir consumos. Especialmente en el campo de la energía. Pero no veo que esto pueda ir más allá de reducciones de costes allí donde el software pueda controlar los procesos de fabricación y consumo. Más que una revolución industrial detecto una tendencia hacia la reducción constante de precios, lo que generará nuevas posibilidades de marketing de producto con modelos tipo «freemium».

– El NFC, las apps móviles y la realidad aumentada. Aquí también veo pocas posibilidades para innovar en producción. Sí que se pueden aplicar al mundo del marketing e incluso al del pago en el mundo del comercio. Pero todavía no veo cómo aplicar todo esto para revolucionar la fabricación.

– Nuevos materiales como el grafeno y diversos composites. Esto sí que puede revolucionar la fabricación y de hecho lo está haciendo en aeronáutica y en todos aquellos ámbitos que requieren grandes dosis de precisión y seguridad. El grafeno y la informática cuántica parecen representar una enorme promesa, pero una vez más, hablamos del futuro, no del presente. Confío mucho más en la revolución que puede generar en dos o tres años la energía barata de origen renovable, dadas las constantes reducciones de los precios de los sistemas de generación solar. Pero de este tema hablaremos otro día.

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