Sobre el Efecto Bilbao

Colas en el GuggenheimVarios bloggers han hablado estos días del «Efecto Bilbao» para describir una transformación de la ciudad que afecta a todos sus ámbitos. Sin embargo, la realidad es que el tirón del Museo Guggenheim ha generado aluviones de turistas y un mayor optimismo social entre la población pero apenas ha servido para revitalizar la ciudad en otros ámbitos y fundamentalmente en el económico y el educativo.


De hecho, desde que se inauguró la pinacoteca hasta hoy, Bilbao ha perdido cierta importancia como centro financiero. El BBVA está a punto de abandonar su torre, que actuaba como auténtico referente, e Iberdrola se ha llevado a Valencia la sede de su filial más de moda, la de renovables. El hinterland económico vizcaíno se ha orientado aún más hacia la industria sin que se haya desarrollado una nueva generación de empresas del conocimiento. Por no hablar del constante declive de las universidades locales, un fenómeno muy relacionado con el anterior.

Bilbao ha cambiado mucho y para bien. Eso es indudable. El Guggenheim ha puesto a la ciudad en el mapa. En el blog de Manu Ederra se habla del papel del museo como «motor de transformación urbana», aunque esto está más relacionado con una brillante y persistente cooperación entre instituciones, a través de Bilbao Ría 2000, que en un edificio concreto.

Alberto Ortiz, por su parte, habla de un sentimiento de optimismo entre los vizcaínos y del desmantelamiento de la vieja estructura industria, pero se equivoca cuando dice que han emergido «nuevos sectores asociados a las industrias creativas». Yo no los veo. Tampoco estoy de acuerdo con él en su afirmación, compartida con Ederra, de que Bilbao se ha convertido en «un nodo cultural de primer orden». Me temo que culturalmente seguimos más o menos igual, que tampoco es estar mal pero ni mucho menos estamos en primera división.

Por cierto, Gehry dice que lo del «Efecto Bilbao» es una «chorrada». «Haces un edificio, solucionas los problemas, la gente está contenta y eso es bonito», explica, antes de admitir que el Guggenheim «es una especie de milagro».

Nota: La foto muestra las colas que estos días se forman en la puerta del Guggenheim.

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