Davalor: ¿proyecto disruptivo?

En los ambientes emprendedores de Navarra se habla mucho últimamente de Davalor, una startup que ha recaudado la friolera de 7,1 millones de euros supuestamente mediante crowdfunding. El proyecto es cierto que es disruptivo (salud a través de videojuegos) y su promotor, el ingeniero vasco Juan José Marcos, es técnicamente muy solvente. Pero el hecho de que la empresa gestora de la recaudación colectiva, Bestaker, sea también suya levanta no pocas suspicacias.


Davalor está desarrollando unos terminales de uso en ópticas y oftalmologías para optimizar el diagnóstico y terapia de disfunciones visuales. Supuestamente, su técnica conseguirá reducir sustancialmente el coste de este tipo de trabajos con algo parecido a un videojuego capaz de medir hasta 75 parámetros.

Actualmente este tipo de exámenes cuestan entre 100 y 200 euros y Davalor será capaz de ofrecerlos por un mínimo de 25 euros, lo que explicaría por qué ya cuenta supuestamente con más de 20.000 pedidos. Además del uso de videojuegos, en este proyecto hay mucha tecnología de realidad virtual en 3D e incluso big data.

¿Y qué decir de Juan José Marcos? Lo cierto es que tiene un curriculum espectacular. Antes de dedicarse a la investigación en temas de salud (y a la creación de startups) trabajaba para la firma navarra AP Amortiguadores. Es un tipo inquieto que tiene un total de 41 patentes registradas. Es evidente que sabe lo que hace.

Entre los tecnólogos que ha reclutado figura Ismael Serrano, un ingeniero de simulación interactiva de Digipen Bilbao que a sus 28 años se ha convertido, según El País, en una de las jóvenes promesas de la tecnología española. Además, en Davalor participan los centros tecnológicos Vicomtech y Tekniker y el CDTI del Ministerio de Industria ha aportado 1,1 millones de euros.

Lo cierto es que las previsiones de facturación y de creación de empleo de la startup son espectaculares. Se habla de más de 300 puestos de trabajo en Pamplona para finales de 2015 y de 30.000 millones de euros de ingresos en los primeros cinco años.

Hasta aquí todo perfecto. Lo que me descoloca es que Marcos haya creado otra startup para realizar el crowdfunding, cuando hay muchas plataformas disponibles en el mercado. El ha confesado que llevaba buscando dinero desde 2010 y hay que admitir que la sociedad promotora realizó una ampliación de capital millonaria a principios de 2015.

Pero utilizar su propia plataforma resta credibilidad al proyecto. Por si fuera poco, la sociedad «Davalor Consultoría Estratégica y Tecnológica» es la misma que, según su web, realiza los estudios de valoración de las sociedades que van a pasar por la plataforma de crowdfunding. ¿Todo queda en casa? ¿O bien hay otras razones?

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