¿Cómo se decide el salario de un director general?

Salvo en las sociedades cooperativas, cada día hay mayores diferencias entre los salarios de los empleados de a pie y los CEOs o directores generales. Y esta desproporción, que no es solo cosa de las empresas cotizadas, tiene mucho que ver con el método que se utiliza para cuantificar estas remuneraciones. Veamos.


El secreto está en la retroalimentación: el sueldo de uno depende de la media de los otros directores generales, un ratio en el que intervienen generalmente consultoras externas de recursos humanos, que cobran además un porcentaje, con lo que son parte interesada. Otro factor importante es que estos salarios se deciden en comités especiales de remuneraciones conformados por los mismos que se benefician de los mismos.

Pagar por debajo de la media no solo «queda mal», independientemente de la evolución y de los márgenes de la empresa, sino que también supone una amenaza de que el director general se marche a otro sitio. Estos miedos se retroalimentan y hacen que al final los CEOs cobren cantidades muy elevadas y se conviertan en una especie de «clase privilegiada».

Por si fuera poco, luego está el tema de los bonus, un fenómeno relativamente reciente que esconde varias ventajas. La principal es que es el director general el que maneja la información que sirve para fijar sus incentivos. Pero no menos relevante es que estos bonus están para lo bueno pero no para lo malo. Ningún CEO pierde si la empresa registra resultados negativos o reduce sus beneficios.

Esto hace que los directores generales se beneficien especialmente de los periodos de crecimiento, sin que muchas veces hayan influido realmente en el buen hacer de sus empresas, pero que no se vean perjudicados cuando las cosas van mal. Hay mucha corrupción en el sistema que se ha montado, especialmente en las compañías cotizadas, que terminan usando dinero de los accionistas para enriquecer a los CEOs.

¿Se debe pagar tanto al director del equipo? Yo creo que no, que la disparidad que existe actualmente entre salarios de empleados y CEOs no se justifica de ninguna manera. Sustituir a un director general por otro es relativamente factible. No hay que olvidar que el que realmente aporta el valor en la compañía no es él.

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