¿Cobras poco? ¿Quieres saber por qué?

Los sueldos en España han bajado entre un 20 y un 40% en los últimos cinco años, lo que explica de alguna forma por qué el país crece ahora económicamente más rápido que el resto de Europa. Básicamente, lo que ha ocurrido es que las empresas han prescindido de personas que cobraban más y han contratado a otras más baratas, generalmente más jóvenes. ¿Pero cómo se establecen los sueldos de cada persona?


Es cierto que existen unos mínimos legales, vía salario mínimo y convenios colectivos, pero estos últimos han desaparecido en muchas empresas como consecuencia de la aplicación de la reforma laboral. A partir de ahí todo es en teoría negociable. Un profesional que aporta una mayor experiencia y conocimientos debería ser capaz de obtener un sueldo superior.

Lo que ocurre en España es que cada vez hay más personas cuyo sueldo se sitúa en torno al salario mínimo con lo que ni siquiera llegan a mileuristas. En zonas como Euskadi este sistema se ve corrompido por la vigencia de la renta de garantía de inserción que consiste en garantizar un ingresos mínimos a todo el mundo a partir de 600 euros.

Que alguien prefiera quedarse en casa a acudir a un trabajo, si va a cobrar lo mismo, es más o menos lógico, lo que en el País Vasco empuja hacia arriba los sueldos de las personas con menor cualificación. Pero por la misma razón, en Euskadi se está produciendo una mayor sustitución de personas por máquinas y tecnología.

Y es que lo que realmente está tirando los sueldos hacia abajo en los últimos tiempos es Internet, que está quitando del mercado a agentes bancarios y de viajes, secretarias o comerciantes. Aumentan las personas, generalmente autónomos, que se dedican al transporte al mismo tiempo que disminuyen los asalariados que hacían funciones mecanizables.

El otro factor que afecta a los sueldos es la globalización y la competencia creciente que genera de trabajadores peor pagados. Es precisamente en este capítulo en el que España ha ganado competitividad en los últimos años, al menos respecto a los países más próximos, reforma laboral mediante.

Hasta el punto de que algunas firmas industriales han aumentado la capacidad productiva que tenían en la Península en detrimento de la de otros países que ahora son relativamente más costosos. ¿Seguimos entonces el mismo camino de devaluación salarial para seguir creciendo?

Es una opción. Pero evidentemente, desde un punto de vista de estrategia de país, no es la ideal. Es mucho más atractivo generar empleo cualificado, lo que hoy en día tiene mucho que ver con crear personas que sean capaces de trabajar con máquinas para complementarlas en aquellas labores en las que el intelecto humano todavía es insustituible.

Recapitulando:
– La legislación laboral marca unos mínimos que cada día tienen menos sentido porque las empresas pueden mudarse fácilmente a otros lugares.
– La tecnología está eliminando poco a poco todos los trabajos poco cualificados y con ellos dejando sin sentido a los sindicatos.
– Los trabajadores poco cualificados del primer mundo van a terminar cobrando un salario social a cambio de no poder participar del mercado laboral.
– Para ganarse bien la vida hay que hacer cosas que aporten valor a lo que ya hacen las máquinas. El ingenio humano sigue siendo insustituible, tanto para la ingeniería como para el marketing.
– Para no competir en precio (lo que ha hecho España en los últimos años), los países necesitan generar talento. Y eso no consiste en tener muchos títulos sino en saber pensar y en conocer bien las oportunidades que brinda la tecnología.

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