Algunas industrias que han sido completamente transformadas digitalmente

Se habla mucho últimamente de la transformación digital y se está empezando a generar la idea de que todas las empresas tienen que pasar por ese tipo de procesos. Es una verdad a medias, como siempre. Lo cierto es que hay compañías de varios sectores que han desaparecido o que son hoy conscientes de que tenían que haber hecho algo para transformarse digitalmente. Veamos algunos ejemplos.


Los editores de páginas amarillas y anuncios clasificados en papel. La ola digital ha pasado por su sector como un huracán y se ha llevado todos los clientes hacia internet, que resulta mucho más cómodo y ubicuo. Apenas aguantan los que ofrecen astrología, prostitutas o esquelas, generalmente por el tipo de clientela. Las páginas amarillas malviven, derrotadas por un Google que solo cobra cuando hay resultados.

Cines X. La industria pornográfica es una de las primeras en incorporar las nuevas tecnologías y las antiguas salas de cine ya no ofrecían ninguna ventaja sobre el enorme catálogo de películas y vídeos de Internet. No me consta que quede ningún cine X en España y me sorprende que todavía haya algún videoclub de esos con salas privadas.

Agencias de viajes. Reservar plazas de avión y de hotel se hace tan rápidamente por Internet que las agencias han perdido ese negocio, salvo para personas que requieren un servicio algo especial. Como movimiento paralelo, han surgido con fuerza empresas que ofrecen paquetes vacaciones personalizados en los que el asesoramiento es fundamental.

Inmobiliarias. Buscar piso es mucho más sencillo desde el ordenador y para el vendedor es también mucho más barato gestionarlo directamente a través de webs como Fotocasa o Idealista. Las inmobiliarias que han resistido han eliminado gran parte de los anuncios que antiguamente pagaban en la prensa y hoy se han especializado en servicios más personalizados y son los primeros usuarios de los clasificados de Internet.

Prensa. Sus ingresos venían de una publicidad que hoy en día ofrece muchos mejores resultados y es más barata en Internet y los lectores prefieren hoy las webs gratuitas, con lo que su viabilidad está en cuestión. Alejandro Echevarría, histórico dirigente de Vocento, reconocía recientemente que en España solo hay sitio para dos periódicos generalistas. Independientemente de cuáles queden, está claro que es un negocio que sobrevive hoy a base de inyecciones de los inversores y no tanto por sus ingresos ordinarios.

Seguros. Está en vías de transformación completa. Primero porque comparar sus productos se ha vuelto tan sencillo, vía webs como Rastreator, que ha tenido como consecuencia lógica una brutal reducción de sus márgenes (el cliente ya no paga de más y la competencia se incrementa). Y en segundo lugar porque surgen seguros más directamente ligados al riesgo gracias a herramientas de Internet de las Cosas y de movilidad. Así, hoy es posible asegurar un coche solo cuando está en movimiento. Por no hablar de lo que va a ocurrir pasado mañana con los coches sin conductor que igual no necesitan seguro sino simplemente una garantía del fabricante.

Asesores financieros. Aquí entran, en gran medida, los bancos. Es otro sector que está empezando a sufrir grandes alteraciones gracias a la aparición de robots que modifican sus pautas de inversión en función de una serie de variables que se chequean automáticamente. Es el mundo de los famosos algoritmos. Basta con ver, en este sentido, las comisiones que cobra Indexa por sus fondos de pensiones, que son más de la mitad inferiores a las de productos similares de la banca convencional.

Atención al cliente y servicios de outsourcing en general. Los call centers y los servicios de outsourcing han prosperado mucho en los últimos años a medida que las grandes empresas eliminan michelines para hacerse fuerte en aquello que les diferencia. Pero la irrupción de herramientas de procesamiento del lenguaje natural va poco a poco eliminando puestos de atención al cliente y de secretariado en general. Son los ya conocidos chatbots, software capaz de mantener conversaciones con personas. Todos aquellos servicios subcontratados donde el proveedor no aporta valor añadido tienden a desaparecer, porque los robots tienen generalmente un coste inferior al de un ser humano.

Foto: https://www.flickr.com/photos/ibm_es/26639298704

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