¿A quién votan los emprendedores?

Sorprende que en un país tan politizado como el nuestro no existan estudios estadísticos sobre esta cuestión. Ni siquiera aquí en Euskadi, donde el acontecer político está sobrevalorado desde hace décadas. Probablemente se da por hecho que el emprendedor, como paria que es del mercado de trabajo, ente huérfano de patronazgo institucional, desprovisto de colchón financiero y en fin de cuentas ser autosuficiente, más por pura necesidad que por vocación, prefiere refugiarse en posturas de cínico pragmatismo y dedicar sus fuerzas a resolver asuntos propios antes que perder el tiempo en discusiones ideológicas o proselitismos de taberna. Y muy descaminados no andamos, la verdad. Pero, ¿realmente es así? Mejor dicho, si nuestros emprendedores pudieran, ¿estarían dispuestos a votar por alguna figura política cuyo programa electoral incluyera algún tipo de compromiso con el exótico mundo de las startups, el capital-riesgo y el fracaso empresarial como valor curricular?

En otros países suceden cosas interesantes. En Alemania, por ejemplo, los emprendedores votan, si no en masa al menos de modo preferencial, por encima de cualquier promedio y con clara tendencia al alza, al partido liberal FDP (Freidemokratische Partei Deutschland) -algo así como el equivalente de nuestro C’s en el país del sauerkraut y las salchichas-. Expuestos en un elocuente gráfico del Deutscher Startup Monitor 2017, editado por la Asociación Nacional de Startups de Alemania, los números cantan. Vete a la página 71 de este PDF y compruébalo por tí mismo (azul oscuro: promedio elecciones 2017; azul claro: preferencia de voto emprendedor). En las últimas elecciones al Bundestag de septiembre de 2017, un 39,4 de los 923 emprendedores sondeados dieron su voto a los liberales. En el ámbito nacional, este partido político recibió tan solo el 10,7 de todas las papeletas.

En lo que respecta a los emprendedores, el resto de los partidos (La CDU/CSU de la sempiterna y ya institucionalizada Canciller Angela Merkel, SPD con el antaño prometedor y hoy fallido Martin Schulz al frente, Die Linke y la filofascista AfD) quedaron por debajo de la media nacional al Bundestag. Constituyen llamativas excepciones Los Verdes y el Partido Pirata, más votados en promedio por emprendedores que por el comun del electorado, si bien su valoración en las encuestas realizadas entre los emprendedores tiende a disminuir en favor del FDP.

¿Se puede pensar en una extensión de esta tendencia al ámbito político español? En cuestión de gustos y futurología no hay normas. Existe la posibilidad de establecer analogías, no libres de distorsiones ni de un riesgo considerable de hacer el ridículo. Algunas de las propuestas del ruidoso y carismático dirigente liberal alemán Christian Lindner -más libre mercado, menos subvenciones, aligeramiento de trabas burocráticas- son parecidas a las de Albert Rivera. Pero del dicho al hecho ya se sabe que hay un buen laberinto lleno de señales contradictorias y semáforos en rojo. Además, en algunas zonas geográficas de las que no vamos a hablar, gran parte del capital con el que se financian las empresas innovadoras procede no de particulares, sino de fondos respaldados por la administración pública.

En otras palabras: mientras el emprendedor patrio -lo mismo español que vasco- no deje de verse como un funcionario frustrado o un ejecutivo de talento excluido de la fila del paro, y adquiera una mayor consciencia de sí mismo, como protagonista de la gran revolución industrial y tecnológica de nuestro tiempo, no hay margen para un apoyo entusiasta a programas y candidatos determinados. Suponiendo que a alguien se le ocurriese hacer una encuesta parecida a la del monitor alemán de startups, el resultado sería previsible: el mundo del emprendimiento local prefiere vegetar en esa zona muerta de cinismo y desmovilización que conocemos por abundantes artículos de Internet y comentarios en las redes sociales.

Esto no tiene por qué permanecer siempre así. La historia no se detiene. A no ser que estemos dispuestos a conformarnos con un país de altos cargos y vigilantes jurados, tarde o temprano será necesario ceder mayor protagonismo a la escena emprendedora. No hay partido político que se resista a la posibilidad de pescar en un nuevo caladero de votos. Incluso las formaciones de masas tradicionales, como PP, PSOE y por supuesto PNV, incluirán en sus programas propuestas relacionadas con la Nueva Economía. De momento, lo único que se puede decir con certeza es que lo que se ponga encima de la mesa en próximos comicios no comportará cesiones de poder tan amplias y efectivas como las que podríamos encontrar en el ideario del FDP alemán.

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