¿A quién conviene votar el domingo?

Casi desde que tengo uso de razón, vivo las elecciones y las campañas que les anteceden con cierta intensidad. Siempre me ha interesado mucho la política vasca y la sigo de cerca, pese a que no tengo una afinidad ideológica clara y a que, a medida que gano edad y que conozco mejor lo que hay detrás de la fachada de los partidos, mi escepticismo no deja de aumentar. Cada día confío menos en los que se dedican a la cosa pública y considero que hay que reformar de arriba abajo el montaje que han ido creando los que viven de la democracia. Pero esta vez creo que hay que hacer una excepción, porque la crisis aprieta. Así que me voy a mojar.